La abreviatura pH quiere decir “potencial hidrógeno”. Se trata de una medida sobre una escala de 0 a 14 que permite saber si una solución es más o menos ácida o alcalina.
Es ácida por debajo de 7 y alcalina por encima de ese valor. Con un pH 7, al no ser ni ácida ni alcalina, decimos que es neutra.
Para disfrutar de una buena salud, los líquidos que componen el organismo deben tener un contenido equilibrado de iones H+ y OH-, consiguiendo así un pH situado entre 7,35 y 7,45.
Estos valores son los óptimos que debe tener nuestra sangre ya que el pH de nuestra sangre
debe ser ligeramente alcalino para estar saludables ya que el equilibrio ácido-base resulta
fundamental para el correcto funcionamiento del organismo.
Un exceso de acidez es perjudicial para la salud. A medida que las células del organismo se van
acidificando, ellas sufren y los problemas se multiplican.
Entre otras cosas la acidosis elimina minerales fundamentales para el organismo, genera inflamación, desgasta los huesos y las articulaciones, altera el equilibrio nervioso… en definitiva: se genera un medio vulnerable donde las enfermedades aparecen.
Estos son algunos síntomas de acidificación con los que su cuerpo le está avisando:
Sensibilidad al frío. Si usted es muy sensible a las bajas temperaturas (es más friolero de lo habitual), tiene más probabilidades de estar acidificado y tener dificultades para metabolizar los ácidos de la alimentación.
Dientes sensibles al frío, con caries y frágiles.
Sensibilidad al presionar algunos músculos. En especial los trapecios y los músculos de los muslos. En un músculo no sobrecargado compruebe que se puede hundir el pulgar casi hasta el hueso sin causar dolor, al contrario de lo que ocurre si su organismo está acidificado.
Fatiga y carencia crónica de energía.
Irritabilidad y cierta tendencia depresiva.
En 1932, el médico alemán Dr. Otto Heinrich Warburg, ganador de premio nobel dijo que para
que haya cáncer, envejecimiento y enfermedades crónicas, debían existir dos condiciones:
ACIDOSIS Y FALTA DE OXIGENO, ya que en particular las células cancerígenas han “aprendido”
a vivir sin oxígeno.
Sustancias que producen acidosis:
- Azúcar refinado
- Sal refinada
- Bollería industrial
- Bebidas con alcohol
- Bebidas carbonatadas (refrescos con gas)
- Alimentos precocinados y congelados
- Los aditivos (conservantes, espesantes, colorantes, antioxidantes, anti-apelmazantes,
saborizantes…) - Medicamentos
- Café
- Chucherías (gominolas, caramelos, chocolatinas…)
- Exceso de carne y huevos (las proteínas suelen dejar un exceso de fosfatos o sulfatos que
acidifican) - Exceso de cereales en nuestra dieta.
- Sobrealimentación (comer en exceso)
- Diarreas o vómitos continuos o enfermedades pancreáticas o biliares, (perderemos
bicarbonato, lo que disminuye también el pH, aumentando la acidez)
¿Qué hacer?
La acidosis como hemos visto se compensa con sustancias alcalinas y oxígeno, por eso
una buena alimentación rica en sustancias minerales (oligoelementos), vitaminas y
nutrientes será muy importante.
- Debemos consumir los alimentos crudos, o muy poco cocinados, ya que al
cocinar los alimentos estos pierden la mayor parte de su valor nutricional, como
las vitaminas. - Evitando el estrés y las situaciones emocionalmente tensas, ayudaremos a
combatir la acidosis. - La actividad física proporcionará unos niveles de oxígeno muy beneficiosos para
nuestro organismo, y con ello propiciaremos un pH más alcalino. - Beber agua ionizada alcalina porque ayuda a contrarrestar el ácido en nuestro organismo que ingerimos a diario por medio de la alimentación.